(En los posts anteriores expliqué como era la ciudad en general y también cual era la comida típica. Con esta entrada cierro esta serie.)
Los chilenos han cogido una manera de vida bastante yanki. Si te paseas por la ciudad puedes encontrar grandes “malls” (centros comerciales) donde la gente pasa el día. Son gigantescos y se explota el consumismo al máximo. Un ejemplo bestia: el Costanera Center, cerca de mi zona. Por la noche, tiene este aspecto (es el edificio alto):
Y aquí el interior:
Otro aspecto yanki es la comida de los supermercados. La botella grande de Coca-Cola (o otras bebidas) es de tres litros (no hay de dos como en Europa). Las galletas tiene sabores extraños: he visto cookies con pepitas de colores (no me he atrevido a probarlas). Las patatas son espectaculares: el tamaño es gigante y hay de todo tipo de sabores (encontré unos fantasmitas con sabor a fresa). Un ejemplo:
Aparte de los malls, hay consumismo low cost. En el centro se pueden encontrar multitud de tiendas de segunda mano. La calle Banderas es la más conocida. Las camisetas cuestan un euro más o menos, los pantalones tejanos entre tres y cuatro y un anorak unos siete. Para hacer una buena elección, te has de sumergir en montañas de ropa como estas:
Otro tema es la telefonía móvil. Los precios no varían demasiado del mercado español, pero el internet es caro. Yo, en un arrebato de ascetismo, me he comprado este Nokia de la vieja escuela:
Estas son mis primeras impresiones de Chile. Seguro que hay más, pero es lo que he podido recoger con fotos. Para otros temas, ya iré haciendo entradas individuales. Un brindis desde Barcelona era una fiesta.
P.D: Ya probé el terremoto. De las mejores bebidas que he tomado nunca. Los chilenos son exagerados: me tomé dos, pero podría haber ido por el siguiente. Cuando vuelva a Barcelona prometo que les prepararé uno. O un par, según como se porten.
Barcelona era una fiesta 