Notas israelí-palestinas

Estoy leyendo “Israel, el somni i la tragèdia” del historiador catalán Joan B. Culla. Es conocido por sus posturas de apoyo a Israel y el libro es una recopilación de 600 páginas desde los orígenes del sionismo en el siglo XIX hasta 2004. Después tengo pensado leer “Israel y Palestina, un siglo de conflicto” del politólogo Ferran Izquierdo (pro-palestino) y el reportaje largo del periodista Jordi Pérez Colomé “Un estado y medio”.

¿Por qué leo a un autor sionista?

Podría decir sin problemas que porque me da la gana. Pero veo un problema de fondo: el conflicto palestino-israelí es una lucha que genera bandos, pasiones y audiencia. Ya empezó en 1967: la URSS apoyó a los árabes y EEUU a Israel en la Guerra de los Seis Días. Desde entonces, la izquierda suele ser pro-palestina y la derecha pro-israelí, aunque siempre hay casos raros. Antes de eso, parte de la izquierda mundial simpatizaba con el socialismo de kibbutz y el símbolo antifascista de los retornados de Auschwitz.

No se trata de ser imparcial. En la propaganda, el hombre con causa tiene que creer que el otro no tiene motivos, o son estúpidos. He leído sobretodo cosas pro-palestinas. Si fuera todo tal como dicen, la mayoría del mundo sería anti-sionista. No es el caso. Hay gente lista y preparada que apoya a Israel. Creo que la gracia del periodismo no es buscar la versión oficial o tópica de cada bando, sino qué puede decir la gente informada y posicionada sobre un tema.

Puede que haya lectores estúpidos o desinteresados. Pero no hay obligación moral de tomar partido. Vale la pena trabajar por ese pequeño porcentaje informado al que podemos hacer la vida más fácil.

Pero dejemos a la audiencia saber los mejores motivos de cada bando. Sólo hace falta que nosotros hagamos un collage con ellos, apuntemos (pero no eliminemos) los hechos o datos falsos y lo presentemos de la manera más clara e interesante posible.

Después supongo que podremos tomar una cerveza fría bien tranquilos.

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